Member of the European Directory of Soap and Cosmetics Makers

martes, 18 de enero de 2011

JABONEANDO CON YOKASTA II: JABÓN DE LECHE DE COCO Y SALVADO DE ARROZ


Este jabón es el segundo que hicimos "al alimón", Yocasta y yo, el Sábado. Parece una veta  de piedra sacada de las entrañas de la tierra, un mármol travertino o un traspantojo pintado a la acuarela. Por tener tiene hasta un efecto craquelado de color, que no es producto del DT, obviamente.

Os podríamos dejar creer que somos "lo más" del jaboneo con este resultado, pero no, ni mucho menos, pues este jabón es el  cúlmen de todos los despropósitos jaboneros, en los que el azar ha jugado a nuestro favor y a querido que de la "carne de refundido" a la "joya jabonera", como del amor al odio, haya sólo un paso.



Si queriendo deseáramos hacer este efecto tan perfecto y tan bello, no nos saldría, os lo aseguro. Este jabón nos dió problemas, variados, desde el principio, alguno achacable a nosotras y otros,  producto de los materiales que utilizamos.
No nos aburrimos en la confección de esta barra y la película "Mujeres al borde de un ataque de nervios" es lo más acertado para describir la situación que nos hizo pasar el jabón de marras.


Como ya os tenemos en "ascuas" os contamos cuanto aconteció:
Hicimos una sola fórmula de jabón para el jabón que anteriormente publicamos y para éste, pero añadiéndole al presente leche de coco, en vez de agua destilada. La concentración al 35% estaba muy bien para el jabón con agua destilada,  pero para poner leche de coco no. Primer error del que, obviamente, no nos dimos cuenta hasta que mezclamos la sosa con la leche de coco congelada, que en cuanto se derritió se convirtió en "pure de patatas" muy espeso, producto de la saponización de tanta grasa con tan poca composición acuosa.

Hacer la mezcla de aceites y puré de sosa/leche de coco fue divertido, pues por primera vez experimentamos cómo es llegar a la traza  echando la sosa/leche a cucharadas, y quedó perfecta después de todo, muy ligerita como buscábamos. Y una vez experimentado, no repetiremos por no tentar a la suerte jejejeje, pero hay que reconocer que somos arriesgadas...

Pusimos DT a toda la mezcla desde el principio.



Llegados a la traza ligera, dividimos en tres partes: una la dejamos tal cual, a otra le pusimos marrón que por efecto del DT tiene ese color cámel y a otra morado  en polvo que traía Yocasta, y que quedó lila.
He de señalar que cuando ví que ese colorante morado, que al ponerle algo de aceite para diluirlo, se puso espeso en plan "masa de croquetas" y sin añadirle nada más que aceite de oliva, me quedé bloqueada y pensé lo peor. Yo eso no lo había visto jamás en un colorante y cuando le añadimos la traza líquida al minuto estaba espesando a lo bestia, con lo cual le dije a Yocasta "corre en poner los a.e, que esto y el cemento armado en nada es lo mismo".
Y le pusimos nuestos maravillosos aceites esenciales, de incienso, limón y romero, rápidamente, y aquellas tres partes fueron, literalmente, cemento igual de rápidamente... Arrrrrrggggggg ¿qué estaba pasando?


Pues como no era el momento de averiguarlo, le pusimos algo de agua caliente a las tres partes y a base de cucharas y de apretar dentro del molde la masa cementosa, monté aquel jabón y curiosamente, la parte lila se empezó a poner líquida en el mismo vaso donde la habíamos mezclado, como si se hubiera cortado o se hubiera descompuesto. Nos pasó de tó...
Una vez enmoldado, una fina capa de arriba se la puse del lila que quedaba en plan rellenar huecos y antes de abrigarlo vimos cómo había algo de aguilla entre las capas de un color gris jajajajajaa, así que a la manta y a olvidarnos, todo ello entre comentarios de "esto no nos ha pasado jamás, esto no lo contamos, vaya fiascoooo, lo refundimos..." y contrariadas, cómo no, pero dándole la oportunidad de que cuando desmoldáramos decidiríamos el futuro del engendro. Bueno, antes de eso tuve a Yocasta, al día siguiente, informándola de cómo iba la cosa, vamos, como si estuviera en la UCI retrasmitiendo el parte médico.

Y cual patito feo en cisne hermoso se convirtió, pero antes, comentaros, que una vez que terminamos, repasamos todo a ver qué nos había ocurrido para aquella ecatombe jabonera:
El episodio de la sosa/leche, la teníamos líquida asi que  no debía de influir demasiado. Lo del colorante morado estaba claro que aquello era el culpable de lo ocurrido en la parte lila al espesarse, pero el efecto cemento armado...ainnnsss. Que nos ponemos a mirar los aceites esenciales y el Romero que traía Yocasta era fragancia, no aceite esencial jajajajaja (casi la matoooooooo).

Y al desmoldarlo lo único que he tenido que hacer es al cortarlo, cortar también una fina lámina del lila superior y deshecharla, porque es aspecto externo de cómo quedó era una ...

 Y aquí lo tenemos, como si no hubiera pasado nada y la mar de lindas todas sus pastillas.


Al margen de lo anterior, comentar que tanto este jabón como el anteriormente publicado tiene un sobreengrasado del 8% y los índices de calidad de los mismos son: Yodo 64, durera 51 (lo diseñamos así para  que el de leche de coco  quedara con una buena dureza, que ya sabemos que los jabones con leche son más blandos) y burbujas, persistencia, limpieza y acondicionado 50.


Bueno, pues supimos salvar la situación.
Del resultado estamos locas de contentas, despues del disgustillo que nos dió, y tenemos una barra de jabón con estupendas propiedades, de gran belleza y, además, creo saber cómo se ha producido el craquelado de color que se puede observar en todas las piezas.

Y ahora que lo pienso... con lo bien que hubiéramos quedado diciendo que todo esto se debe a nuestra "sabiduría jabonera".... jajaja.
Bueno, pues bautizaremos esta nueva técnica jabonera "sui generis" como "efecto craquelado de color-prensado-potra". Somos unas genios jajajajaja.
La que liamos...